sábado, 11 de octubre de 2014

UNA BRISA SUAVE

DIARIO DE LA SEÑORITA CLAUDIA BALESTER

ESCRITO DURANTE EL MES DE SEPTIEMBRE EN LA ISLA DE MEDA GRANDE, EN EL ARCHIPIÉLAGO DE MEDAS

-¿Eres feliz?-me pregunta Ricardo. 
                          Salimos a dar un paseo. Caminamos con paso despacio. Suave...Subimos por una pendiente suave que conduce al embarcadero, que está en la parte baja. 
-Lo tengo todo para ser feliz-respondo. 
-¿Lo dices en serio?-vuelve a preguntarme Ricardo-Es lo que más me importa. 
                          La sinceridad de sus palabras me llega a lo más hondo de mi corazón. Ricardo se desvive por complacerme. Quiere que yo me sienta como una Reina. 
-Te tengo a mi lado-le respondo con una sonrisa-No me falta de nada. 
-Pero estamos lejos de Buda-me recuerda Ricardo-Echas de menos a tus padres. No te lo echo en cara. 
-Espero que entiendan algún día que tú y yo nos amamos. Son buenas personas. Pero...
-Se pusieron furiosos conmigo cuando se lo conté. Sobre todo...Tu padre...
                                 Por la noche, Ricardo me besa con tanta pasión que yo siento que me voy a desmayar. Y no es una exageración. 
                                Yacemos desnudos sobre nuestra cama. Disfruto cuando Ricardo me besa con suavidad en el cuello. 
                                  Me gusta abrazarme a él y llenar su cara de besos. Besar su cuello. Que él me bese en los hombros. Que mordisquee el lóbulo de mi oreja. 
                                  Nuestra cama...
                                  Que él acaricie mi cuerpo con sus manos cálidas. 
                                  Que me chupe un pecho. Que me chupe el otro pecho. 
                                  La intimidad de la que gozamos. Que nos juremos amor eterno una y otra vez. Que yo pueda sentir que lo que estamos viviendo es la realidad. Que no se trata de un sueño. Poder sentir que formo parte de Ricardo. Que Ricardo forma parte de mí. 


                            Que podamos pasarnos toda la noche así. Que podamos amarnos. Que podamos pasarnos toda la noche amándonos. Sin descansar ni un momento. Hasta que llegue el amanecer. 
                             Me gusta dormir abrazada a Ricardo. Él vela mi sueño. 
                             Me quedo dormida mientras su mano acaricia mi cabello suelto. Y me despierto cuando él me besa en los labios.
-Dormilona...-me dice con una sonrisa.
                            Y vuelve a besarme en los labios.
-Buenos días...-le saludo.
-Tienes el sueño muy profundo-me asegura-Seguro que sueñas con los angelitos. Aunque lo dudo.
-¿Por qué dices eso?
-Eres un ángel.
                             Me ruborizo al escuchar ese comentario.
                            Ya no duermo con camisón. Ricardo y yo podemos estar así.
-Podría volver a quedarme embarazada-le comento.
                              Pero la idea de quedarme otra vez embarazada me asusta. Lo confieso. Me siento en la cama.
-A mí me gustaría tener una hija-me confiesa Ricardo.
                            Busco la bata. Me la pongo. Pero me asusta la idea de quedarme otra vez embarazada porque no quiero perder otro bebé.
                            Eso me destrozaría en todos los sentidos. No podría soportar la pérdida de otro hijo. Y no sé si Ricardo se retira a tiempo cuando descarga. ¡Dios! ¿Cómo puedo pensar eso?
-Y quiero que se parezca a ti-añade con dulzura. 

1 comentario:

  1. Hola Lilian, hace tiempo que deseaba dejar un comentario sobre la historia que tejiste en este blog.

    La vida de Claudia, Ricardo, Augusta y de quienes rodean a los personajes me envolvieron desde sus primeras líneas. La relación de los protagonista es interesante, el matiz con el que logras la empatía a pesar de lo prohibido es impresionante.

    Quedo a la espera de lo que sigue en la historia.

    Un beso.

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