UNA BRISA SUAVE

DIARIO DEL JOVEN RICARDO BALLESTER

ESCRITO A BORDO DE UNA BARCA DE ALQUILER A FINALES DEL MES DE AGOSTO DEL AÑO 1825

                        El viaje se me está haciendo eterno. No veo la hora de llegar a Medas Grande. 

-¿Falta mucho?-me pregunta Claudia. 

-Hace tiempo que no vengo a Medas Grande-respondo. 

-Me gustaría mucho estar allí. 

                        De momento, no creo que nadie esté buscándonos. Es posible que Augusta ya haya informado a nuestros tíos de que me he fugado con Claudia. Pero eso es lo que menos me preocupa. Escucho cómo el barquero golpea el agua con sus remos. Intento divisar con la vista la isla. De pronto, reconozco una inmensa mole de piedra que surge del mar. 

-¡Es el Tascó Gordo!-exclamo alborozado. 

                      A su lado, se encuentra el Tascó Pequeño. Y, junto a él, está el Carall Bernat. 

-¡Hemos llegado!-vuelvo a exclamar, feliz-Ya estamos en el archipiélago. 

-¿Cuál es la isla de Meda Grande?-me pregunta Claudia-No la veo. 

                       Le estampo un beso en los labios. 

                      Me pongo de pie en la barca. Ayudo a Claudia a ponerse de pie en la barca. 

-Es la isla más grande de todo el archipiélago-le respondo. 

-Creo que la estoy viendo-se emociona Claudia-¡La estoy viendo, Ricardo! 

                       Yo también estoy viendo la isla de Meda Grande. ¡Es inmensa! 

                        Me parece inmensa desde mi posición en la barca. Nos estamos acercando poco a poco a ella. 

                       No veo la hora de enseñarle a Claudia el lugar donde vamos a vivir. 

-Nuestra casa...-murmura ella, emocionada-Nuestro hogar...

                       La beso con ardor en los labios. 

-Vamos a ser muy felices-le prometo. 

                       Los ojos de Claudia se llenan de lágrimas. Tiene mucha fe en nuestro futuro. 

                        Ya no tiene miedo. 

-Soy muy feliz-me confiesa-Soy tan feliz que tengo miedo. 

-No tengas miedo, amor mío-le pido-Nada ni nadie nos va a separar.